Nery Cruz: Diálogo con un pintor adventista en Puerto Rico. Humberto M. Rasi
¿Cuándo te diste cuenta por primera vez de que tenías talento para el arte? Desde que era pequeño he estado pintando y dibujando. Me parecía que eso era parte de la vida normal. ¿Apoyaron tus padres tu inclinación artística? Recuerdo que cuando tenía 5 ó 6 años, al ver uno de mis trabajos, dijeron: “¡Parece que puede pintar!” Pero ellos querían que sus hijos nos dedicáramos a algo más convencional y estudiáramos para tener una profesión. Aunque les gustaba lo que yo dibujaba y pintaba, lo veían como un pasatiempo. No estaban convencidos de que pudiera ganarme la vida como artista. ¿Tomaste cursos de arte como parte de tu formación? Tenía deseos de estudiar en alguna escuela de arte, pero no había ninguna en el pueblo pequeño en que vivíamos. Además, nuestra modesta situación económica no me permitió recibir instrucción artística formal. Aunque estudié en la universidad, en cuanto a arte fui aprendiendo por lo que leía y practicaba. Mis verdaderos “maestros” fueron observar y experimentar. ¿Crees tú que uno nace con capacidad artística o puede desarrollarla? Venimos al mundo con ciertas habilidades, pero mucho depende de lo que hacemos con ellas. En mi propia familia muchos tienen talentos, sin embargo no se han dedicado a cultivarlos. Lo que decidimos hacer con nuestra capacidad innata (el arte, en mi caso) no se hereda. Cuéntanos de tus antecedentes adventistas. Nací en un hogar adventista. Desde joven, una de mis metas fue emplear mi capacidad artística en una institución de nuestra iglesia. Por eso me alegré mucho cuando, algún tiempo después de llegar a los Estados Unidos, fui invitado a trabajar en el departamento de arte de la editorial Pacific Press. Allí tuve oportunidad de ampliar mi experiencia como diseñador e ilustrador. La amistad que cultivé con colegas cristianos afianzó mi vocación y me preparó para mi carrera como artista independiente. ¿Qué es lo que te impulsa a dibujar y a pintar? Disfruto de casi todas las actividades creativas, menos escribir. Me gusta el dibujo arquitectónico, las manualidades, la mecánica, etc. Pienso que me dediqué al dibujo y la pintura porque los materiales que tenía a mano en mi infancia me permitían hacerlo. Durante mucho tiempo consideré que la pintura era mi especialidad. Sin embargo, he empezado a dedicar más atención al dibujo dejando que la pintura fluya naturalmente. Como esposo y padre, también pinto para sostener a mi familia. Dios me ha dado ciertos talentos y estoy agradecido de que puedo utilizarlos para vestir, alimentar y educar a mis hijos. ¿Cómo nacen las ideas para los cuadros que pintas? El tema inicial surge de lo que observo en la vida y en base a ello concibo la composición del cuadro. Después busco referencias que me ayudan a mejorar el concepto. Si no encuentro material de referencia apropiado, tomo mis propias fotografías. También acepto sugerencias e ideas de mis amigos. ¿En qué medida tu trasfondo cultural influye sobre tu arte? Creo que influye bastante. Me gustan los colores vividos y brillantes. En mi país, Guatemala, los indígenas usan una variedad inmensa de colores y de tonalidades fuertes. La flora y los paisajes de Puerto Rico, llenos de colorido, también apelan a mi sensibilidad y se reflejan en mis composiciones. ¿Qué es lo que te da más satisfacción como artista? Disfruto de ser yo mismo, de trabajar en mi casa, en mi estudio y en mi propio horario. Otra cosa que me gusta es empezar a crear sin saber exactamente lo que resultará y al final ver el proyecto terminado. Cuando descubres que un proyecto no va a salir como querías, ¿qué haces? Cuando veo que una pintura no está saliendo como yo quiero, empiezo a introducir algunos cambios, por ejemplo en los colores. Sin embargo, el color solo muchas veces no alcanza a rescatar una obra. Aunque no siempre esté completamente satisfecho con una composición, la exhibo y dejo que el público sea el juez. A veces me sorprenden las reacciones y comentarios de la gente. En esta etapa de mi carrera no termino un trabajo técnicamente incorrecto. Al reflexionar sobre tu trayectoria como artista, ¿reconoces algunas etapas? Sí, las veo. Los cambios que observo se deben al contexto en que he trabajado, a la evolución de mis preferencias y a mi propia maduración como artista. Soy purista, pero también realista. Pinto para vivir, pero también pinto porque me apasiona. No he llegado todavía al tipo de arte que quisiera producir. Me gusta el estilo surrealista, con más contrastes de color y un mejor equilibrio entre los elementos. Por eso sigo experimentando. ¿Qué papel juega tu familia en tu profesión? Cada obra de arte se basa en una combinación de elementos, entre los cuales muchas veces se encuentra la figura humana. Desde que nacieron mis tres hijos, los he usado como modelos en mi obra. Ellos respetan mi trabajo y se dan cuenta del papel que desempeñan en mi producción. Mi esposa, Lori, me ayuda mucho en las ventas y en los aspectos financieros. ¿Cómo integras tus responsabilidades de esposo y padre con tu labor artística? Como en cualquier carrera, el tiempo es un factor clave. Yo hago tiempo para involucrar a mi familia y actuar como un equipo. Algunos piensan que trabajar solo es mejor, pero yo me siento más inspirado cuando pinto teniendo a mis hijos cerca, donde los pueda oír. Al trabajar pienso en mis obligaciones con mi familia. Eso me anima a dar lo mejor de mí. ¿En qué medida el ser cristiano y adventista influye sobre tu trabajo? Aproximadamente la mitad de mi producción es de arte comercial. Hace muchos años decidí no hacer trabajos para empresas dedicadas al licor y al tabaco o aceptar proyectos de publicidad que contradigan mis convicciones cristianas. Mi trabajo también me permite testificar sobre el sábado y su significado. Cuando un cliente nuevo me llama en ese día le digo que no trabajo o hago negocios en sábado porque es un día especial dedicado a Dios y a mi familia. La publicidad es una actividad que siempre tiene horarios apretados. Sin embargo, mis clientes respetan mi horario de trabajo y saben que tengo otras prioridades los sábados. ¿Participas en las actividades de tu iglesia? Soy miembro activo y diácono en la iglesia adventista de Campo Rico, San Juan. He participado en un ministerio en favor de dependientes de la heroína y otras drogas. También toco la guitarra para acompañar las canciones en la escuela sabática de menores. Como artista, ¿tienes oportunidades de compartir tu fe con otros? Sí, con frecuencia. Hace poco tuve el privilegio de exhibir con otros artistas adventistas en el edificio del capitolio, en San Juan. A través de esa exhibición los legisladores llegaron a conocer las creencias y actividades de los adventistas. Tuvimos ocasión de distribuir publicaciones Cristocéntricas y no se sirvieron bebidas alcohólicas. Durante las conversaciones con otros artistas y con visitantes pude testificar de mi fe en el Señor. ¿Qué le aconsejarías a un lector deseoso de dedicarse al arte como carrera? Mi consejo es sencillo. Sigue tus sueños sin mirar hacia atrás. Dedícate a tu vocación con entusiasmo. Busca la dirección de Dios para utilizar los talentos que él te ha confiado, sea en arte, música, ciencia u otra profesión. No hagas nada que comprometa tu meta de glorificar a Dios mediante tu trabajo y alcanzar la vida eterna. Entrevista de Humberto M. Rasi. Humberto M. Rasi (Ph.D., Stanford University) se desempeña como director del Departamento de Educación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y redactor en jefe de Diálogo Universitario. Dirección de Nery Cruz: Gardenia #3; Cape Sea Village Buzón 138; Isla Verde, Puerto Rico 00979; E.U.A. Teléfono: 787-253-2394. E-mail: bleduc@coqui.net |
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