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Kim Cangte: Diálogo con una adventista miembro del parlamento de la India

Las lágrimas se deslizaban por la mejillas de la mujer ese día en Imphal, Manipur, estado nororíental de la India. Kim Gangte, la candidato que había luchado tanto por sus derechos, se sentía victoriosa. La multitud quedó estática cuando ella tomó el micrófono para hablar.

"Ustedes han sido testigos de un milagro en el día de hoy —les dijo—. Los insurgentes secuestraron las urnas de votos. Muchos de ustedes fueron golpeados y amenazados. Yo fui raptada para evitar que visitara los centros de sufragio. Sin embargo, he salido triunfante. ¿Cómo ocurrió? Esto no es porque Kim Gangte sea buena. ¡Es porque Dios es grande! El ha escuchado nuestras oraciones. Dios existe. El todavía reina".

Ese día Kim Gangte llegó a ser la primera adventista en entrar al Lok Sabha, la cámara baja del parlamento indio. Aunque Kim ganó por estrecho margen, está usando su posición en Nueva Delhi, capital de la India, para continuar trabajando por los derechos de los desamparados, especialmente de las mujeres y los niños.

Kim proviene de una familia de agricultores de la tribu Kuki, Churachandpur, un distrito en el sur de Manipur. Cuando tenía siete años sus padres la enviaron a 700 kilómetros de su casa, a la Escuela de Entrenamiento Adventista de Jowai, Meghalaya. Recibió un título universitario en ciencias de la Universidad Guwahati, Assam, y una maestría en inglés de la Universidad Pune de Maharashtra. Enseñó en el colegio adventista Spicer Memorial y en la Escuela Adventista de Entrenamiento antes de aceptar ser catedrática en la Universidad de Manipur, Imphal. Fue en Imphal donde inició un amplio trabajo social entre las mujeres de Manipur que habían perdido a sus esposos a causa de los choques comunales.
 

¿Cómo se vio usted involucrada en la lucha por los derechos humanos?

Vi morir a mujeres y niños. Vi desaparecer los villorrios en las llamas. Me encontré con mujeres cuyos esposos habían sido muertos en la lucha. Vi muchísimas violaciones a los derechos humanos, especialmente de mujeres y niños. Miles no tenían ni techo ni alimento. Yo tenía que hacer algo.

Visité lugares remotos; en ocasiones, atravesando montañas a pie, para llegar hasta una mujer. Las organicé y comencé a educarlas sobre sus derechos. Organicé talleres o seminarios. Di la mayor parte de mi sueldo en mi trabajo social.

También me convertí en anunciadora de Radio de Toda la India y corresponsal independiente de revistas de divulgación.

Escribí sobre los derechos humanos, capacitación femenina y derechos de los niños.

¿Por qué razón dejó la enseñanza y entró en la política?

Quería cambiar las condiciones que veía. Lloré algunas veces. En ocasiones, grité. De vez en cuando me enojé. Pero ni los sollozos, ni los gritos, ni las peleas produjeron algún cambio. Así que iba a mi cuarto, caía sobre mis rodillas y oraba: "Dios, por favor, manda a alguien para ayudar a mi pueblo, como mandaste a Moisés para llevar a su pueblo a la tierra prometida".

Me di cuenta de que necesitábamos a alguien en el grupo de los legisladores. Miré alrededor para encontrar a alguien que pudiera apoyar, alguien que pudiera movilizar a las mujeres, niños y jóvenes. Intenté hallar a tal persona por tres años, pero para mi frustración, aquellos que pensé que usarían el poder para el bien, lo usaban en cambio para sí mismos y sus familias.

Me puse a pensar si yo misma debía competir por una banca. Tendría que abandonar mi posición como catedrática en la universidad para participar de las elecciones. Hubo una lucha dentro de mí. Si renunciaba a mi salario docente ¿qué iban a comer mis padres? ¿Y cómo iba a dar continuidad a mi trabajo social?

Pero mis pensamientos persistieron. De nuevo volví a mi dormitorio, cerré la puerta y oré: "Dios, si no es tu voluntad que yo sea candidata en las elecciones, entonces por favor borra esa idea de mi mente". Me encerraba y oré por varios días. Y la idea se volvió más fuerte. Dos meses antes de las elecciones renuncié a mi cátedra. Muchos me hicieron saber cuan tonta había sido al dejar mi buena posición. Pero yo sabía que Dios quería que participara en la elección y que él cuidaría de mí.

¿Qué obstáculos afrontó en esta elección?

El día previo a las elecciones fue dado a publicidad un edicto, vaya uno a saber desde dónde, en el que se indicaba que nadie debía votar por Kim Gangte. Tomé el panfleto y lo llevé a los observadores electorales, pero ellos no hicieron nada. Fui al centro de sufragio al día siguiente, pero los insurgentes armados impedían que alguien votara. Las fuerzas de seguridad del gobierno no estaban allí. La gente lloraba. Todos nos sentíamos impotentes.

En el otro lugar de votación y en el próximo, todo era igual. A nadie se le permitía votar. Y no me permitían hablar. Repentinamente unos hombres armados me secuestraron para impedir que visitara los lugares de sufragio.

Yo estaba muy indignada. Les dije: "Ustedes tienen que respetar los derechos humanos. Esta es una gran violación a los derechos humanos. Tienen que dejar votar a la gente. Las mujeres están llorando porque quieren votar. ¡Díganle que voten en contra de mí, pero déjenlas votar!"

Después de tres horas me dejaron salir. Sin embargo, todavía los insurgentes estaban en los puestos de votación amenazando a la gente. Me di cuenta de que no tenía más sentido visitar ningún otro lugar. Regresé a Imphal y cuando mis partidarios me vieron se emocionaron. "No se preocupen", les dije. "¡Hay un Dios!" Algunos grupos de mujeres se recogieron y oraron toda la noche. Yo también oré.

¿Por qué cosa oraba usted?

Nunca oré para que fuera electa. Decía: "Señor, si es tu voluntad y tú quieres que haga justicia por tu pueblo, lo haré". Leía los Salmos y oraba. "Señor, tú sabes que mis oponentes son poderosos, pero tú estás allí. Tú eres el Dios que hizo que se derrumbara Jericó. Tú eres el Dios de David quien triunfó por ti. Tú eres un Dios que puede actuar en las urnas de las elecciones para que todos lleguen a saber que tú todavía reinas".

A la siguiente mañana mis oponentes llevaban 22.000 votos de ventaja. Por la tarde, estaban 6.000 más arriba. A la siguiente mañana, su ventaja se redujo a 4.000 y esa tarde era de 3.000. Por la noche, estaba ganando por 364 votos. Cuando las últimas 40 urnas fueron escrutadas, yo estaba a 2.500 votos adelante. Dios había hecho este milagro para nosotros.

¿Qué consejo le daría usted a los cristianos a quienes les gustaría verse involucrados en política?

Resulta positivo que los cristianos se integren a la vida pública de sus países. Incluyo a Moisés entre los grandes políticos, porque él amó a su pueblo y sacrificó un trono por amor a su gente. Muchos dicen que la política es un juego sucio y los políticos son vistos bajo una luz negativa. Y ciertamente hay riesgos. Pero la gente con creencias religiosas debe entrar en la política para hacer que ésta se mantenga limpia y el pueblo se beneficie.

Mi definición de política es muy simple. Política es amar a la gente, resaltar valores humanos, respetar los derechos humanos y servir a la gente. Puede ser que esto no incluya predicar la Biblia, pero significa poner las enseñanzas de la Escritura en acción, dando ayuda práctica a los que la necesitan.

Los periódicos han acusado a los misioneros diciendo que ellos entregaban dinero en la India para ayudar a los insurgentes. ¿Qué ha hecho usted para contraatacar estas declaraciones frente a los oficiales del gobierno?

Me entrevisté con L. K. Advani, el ministro de la Unión del Hogar, junto con algunos de nuestros dirigentes eclesiásticos. Le dije: "Usted me conoce por cierto número de años y cómo he estado luchando por los carenciados y minusválidos. Si usted tiene confianza en mí, entonces tendrá fe en mi iglesia. Esta es la iglesia que me hizo crecer y me enseñó los valores que sostengo. Fui educada en escuelas adventistas. Conozco a mis dirigentes. Estas informaciones sobre ellos son falsas. Yo sé que están tratando de ayudar a los pobres y necesitados de este país".

¿Considera usted que la Iglesia Adventista debe cumplir un papel en la causa por los derechos humanos en la India?

Sí, la Iglesia Adventista puede jugar un papel importante. Me gustaría ver a los adventistas visitando cárceles y prisiones y proveyendo lectura a los presos. Me gustaría verlos integrados en campañas de alfabetización. Una de las mayores razones por las cuales nosotros tenemos tantos insurgentes en el noreste es a causa del desempleo. Yo pienso que la iglesia puede jugar un papel más activo desarrollando planes de entrenamiento vocacional para los jóvenes. Nosotros necesitamos enseñarles trabajos para que se sepan sostener por sí mismos. El gobierno agradecerá que nuestra iglesia se integre en tales actividades apolíticas.

¿Cómo se siente como la primera adventista en el congreso de la India?

Dios ha escuchado mis oraciones. El me ha dado esta oportunidad de servir al pueblo y de mostrar que Dios es grande y que todavía vive y obra hoy en día.

Entrevista de Dorothy Watts y Dittu Abraham. Dorothy Eaton Watts es secretaria asociada de la División Sudasiática de la Iglesia Adventista. Dittu Abraham es Director de Comunicaciones de la misma organización. La dirección de Kim Gangte en Nueva Delhi es: Kim Gangte, M. P.; Manipur Bhavan, Sardar Patel Marg; New Delhi, 110 001; India. La dirección de su domicilio privado es: Kim Gangte, M.R; G69, TypeIII, Langol Housing Complex; Lamphel, Imphal 795 004, Manipur; India.


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